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Algunas personas pasan años
buscando la verdad del Reino.
Por ejemplo, Mary Kennedy.
A principios del siglo veinte,
vino de Escocia a Estados Unidos
cuando tenía 18 años
y trabajó limpiando casas.
Soñaba con ser misionera,
pero veía muchos defectos
en las religiones.
Como Mary quería ayudar a la gente,
se interesó en la medicina.
Y en 1910
se graduó de la Escuela de Enfermería
del Hospital de la Ciudad de Boston.
No dejó de buscar la verdad,
pero las enseñanzas falsas
y la hipocresía que vio
en muchas iglesias la decepcionaron.
Siguió leyendo la Biblia,
aunque había decidido
que no sería de ninguna religión.
Mientras trabajaba
en el Hospital Pottenger de California,
por fin encontró lo que estaba buscando.
Allí conoció a una enfermera
que era Estudiante de la Biblia,
Nellie Hanford.
Un día
Nellie le enseñó lo que dice la Biblia
sobre lo que le pasa a la gente
cuando muere.
Mary dijo que fue
como si en su mente
se encendiera una lucecita tras otra,
como en una central telefónica.
Enseguida supo que era la verdad.
Dejó de lado su vocación por la medicina
y comenzó una larga carrera
como maestra de la Biblia
a tiempo completo.
Algunos, como Mary,
estaban buscando la verdad.
Otros la encontraron
sin siquiera buscarla.
El voleibol era mi vida
y competía a nivel nacional.
Entrenar, viajar y jugar tanto
hacía que todo lo demás estuviera
en segundo lugar.
En realidad, no buscaba la verdad,
pero mi novia empezó
a tomar un curso bíblico,
y a mí empezó a interesarme el tema.
Me di cuenta de que es
como un rompecabezas
y todas las piezas
encajan perfectamente.
Me llamó la atención
el capítulo 2 de Daniel,
y entendí que tenía
que poner en práctica
lo que estaba aprendiendo.
Tuve que decidir
entre vivir un tiempo en este mundo
o vivir para siempre
bajo el Reino de Dios.
Tenía que cambiar mis prioridades
y la forma en que pasaba mi tiempo.
Solo pensaba en mí mismo.
Justo cuando iba a dejarlo todo,
me ofrecieron mucho dinero
para jugar un año
con el mejor equipo del país.
Por fin iba a conseguir todo aquello
por lo que me había esforzado tanto:
reconocimiento y un buen sueldo.
Pero decidí rechazar la oferta.
Antes de ser Testigo,
creía saber lo que es tener éxito,
pero es Jehová quien te enseña
a triunfar de verdad en la vida.
Ahora dedico mi tiempo
a ayudar a los demás
y la verdad es que
eso es lo que me hace realmente feliz.
Ahora mi esposa y yo
dedicamos mucho tiempo
a enseñar la Biblia,
y eso es lo mejor
que uno puede hacer en la vida.
Jehová atrajo
a Mary y a Björn a la verdad.
Los dos se centraron
en el valor de la verdad del Reino
y no en lo que les costó comprarla.

Encontraron “una perla muy valiosa”