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2023 | Informe 6 del Cuerpo Gobernante

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¡Hola!
Es un placer darles
la bienvenida a todos.
Tenemos algunas noticias
que contarles,
y luego veremos
una entrevista animadora.
Hace poco, dos hermanos
fueron liberados
de la cárcel en Rusia
después de cumplir sus condenas.
El 19 de julio de 2023,
el hermano Yuri Savéliev,
de 69 años de edad,
fue liberado.
Estuvo más de cuatro años y medio
en prisión.
Muchos hermanos estaban
esperándolo afuera de la cárcel
para darle la bienvenida.
Nos alegramos mucho
por él y por su familia.
Y el 26 de julio de 2023,
el hermano Serguéi Klímov
fue liberado
después de pasar
unos cinco años en prisión.
Sus familiares y amigos
le dieron una gran bienvenida.
Nos alegramos muchísimo.
Jesús dijo en Apocalipsis 2:10:
“El Diablo seguirá metiendo
a algunos de ustedes en prisión”.
Pero Jesús también dijo:
“No tengas miedo”.
La Atalaya de julio de 2019 mencionó:
Pero ¿qué aprendemos
de estos dos queridos hermanos
de Rusia?
Ellos lograron aguantar
el tiempo que estuvieron en prisión
y se mantuvieron fieles.
Sin duda Jesús tenía razón
cuando dijo que no había
por qué tener miedo.
Nuestros queridos hermanos
de todo el mundo
están disfrutando
de la Asamblea Regional
“Tengan paciencia”.
Esta tal vez sea la primera
asamblea regional presencial
que recordarán muchos jovencitos.
Escuchemos a algunos de ellos.
Estoy muy contenta
porque estoy en la asamblea
y voy a ver a todo el mundo.
Me gusta estar aquí en la asamblea
para saludar a todos los hermanos.
Me gusta tomarme fotos
con mis nuevos amigos.
Estoy feliz de estar en la asamblea
porque puedo abrazar
a los hermanos y las hermanas.
También me gustan las canciones
porque me relajan muchísimo.
Ayudé a los hermanos
de mi congregación a limpiar.
Fue muy divertido.
Estoy rodeada de mi familia
y mis amigos
y todos aman a Jehová
igual que yo.
Yo puedo mirar los videos
y también ver
a todos los hermanos.
Definitivamente creo que estar
en persona es mucho mejor.
Es más fácil aprender aquí
que cuando la veíamos en casa.
Prefiero venir a la asamblea
que verla en la tele.
¡Qué comentarios tan bonitos!
Estamos muy orgullosos
de ustedes, padres.
El esfuerzo que hacen para llevar
a sus pequeños a la asamblea
nos recuerda lo que hicieron
José y María.
Año tras año,
llevaron a Jesús y a sus hermanos
a las fiestas en Jerusalén.
¡Y el esfuerzo valió la pena!
Del mismo modo ustedes, padres,
les hacen un regalo a sus hijos
al llevarlos a las asambleas.
Jehová debe sentirse muy feliz
al ver que asisten todos juntos.
El 1 de septiembre
comienza un nuevo año de servicio
y también una campaña mundial
en la que ofreceremos La Atalaya,
número 2 del 2020,
titulada “¿Qué es el Reino de Dios?”.
Los publicadores que quieran hacer
el precursorado auxiliar
podrán elegir entre 15 o 30 horas.
Necesitamos el Reino de Dios
más que nunca.
Y nos alegra llevarle a la gente
este importante mensaje.
En muchas congregaciones
pronto se anunciarán las fechas
de las asambleas regionales del 2024.
Es un placer para nosotros
anunciarles el título
de la próxima asamblea regional:
“¡Prediquemos las buenas noticias!”.
Se basa en 1 Corintios 9:16,
que dice:
Con tantas malas noticias hoy día,
sabemos que disfrutarán
de los tres días
de este emocionante programa,
desde el primer discurso
hasta el último.
Hablando de buenas noticias,
cuánto nos alegró
que 28 de nuestros queridos hermanos
fueran liberados de prisión en Eritrea
el 4 de diciembre de 2020.
Llevaban presos
entre 5 y 26 años.
¿Por qué estaban en la cárcel?
Por ser neutrales.
El hermano Negede Teklemariam
fue uno de los perseguidos
por su neutralidad cristiana.
En 1994, cuando Negede
solo tenía 21 años,
unos soldados
se lo llevaron de su casa.
Estuvo un total
de 26 años en dos prisiones
junto con los hermanos
Paulos Eyasu e Isaac Mogos.
Después de salir de la cárcel
en el 2020,
Isaac se bautizó.
Y los tres hermanos
siguen sirviendo a Jehová fielmente.
Mientras ven
esta conmovedora entrevista,
fíjense en qué ayudó a Negede
a mantenerse fiel.
El 17 de septiembre de 1994,
como a la una de la mañana,
vinieron tres soldados.
No me dejaron hablar
ni cambiarme de ropa.
Mamá me dijo: “¡Se valiente!
Jehová está contigo.
Mientras seas leal a Jehová,
él siempre te protegerá”.
Mamá no dejaba de decir esas palabras
mientras me estaban llevando.
Sawa es un campamento
de entrenamiento militar.
Es enorme, y dentro del campamento
hay una pequeña prisión.
Lo llamamos prisión por decir algo,
porque no hay
palabras para describirla.
Allí no nos trataban
como seres humanos.
El cuarto era de láminas de metal,
y de día hacía muchísimo calor.
No corría el aire,
no había camas;
dormíamos en el suelo.
El Gobierno nos daba
muy poca comida.
Pan, lentejas secas, a veces sopa...
En la cárcel
nos amarraban con cuerdas
y eran muy crueles con nosotros.
Nos daban palizas terribles
y nos ponían a hacer
trabajos forzados.
Nos hacían trabajar muchísimo;
querían que nos rindiéramos
e hiciéramos lo que ellos querían.
Para mí, lo más duro de los 23 años
que pasé en el campo de Sawa
era que ni siquiera
podías hacer tus necesidades
cuando tenías ganas.
No teníamos ni siquiera
un baño al que ir.
Teníamos que pedir permiso,
y siempre había un soldado
vigilándonos y mirando.
¡¿Qué clase de vida es esa?!
No teníamos esperanza
de que nos liberaran algún día,
ni mucho menos
de que nos hicieran un juicio.
Solo estaban esperando
a que nos volviéramos locos
o que nos muriéramos
por falta de tratamiento médico.
Algo que me ayudó a seguir adelante
fue el versículo que estaba
en el texto diario
el día que me arrestaron.
El texto era Juan 16:33,
que en parte dice:
Estas palabras nos animaron
y nos consolaron,
tanto a los que estábamos presos,
como a los hermanos
que de momento estaban en libertad.
Un día los soldados me llevaron
a un lugar en medio del desierto
y me dijeron que cavara un hoyo.
Me dieron dos opciones.
Me dijeron:
“Te hemos hecho de todo,
pero no has cambiado.
El Gobierno ha decidido ejecutarte.
Así que ponte el uniforme militar
y sé un soldado como los demás.
Pero, si sigues diciendo
‘Yo pertenezco al Reino de Dios’
o ‘Yo pertenezco
al Reino de los cielos’,
acabarás en este hoyo”.
Me metieron en el hoyo
y me enterraron.
Me enterraron hasta el cuello.
El sol me estaba
quemando la cabeza,
y además estaba enterrado en arena
que se había calentado al sol
durante todo el día.
Sudaba y empecé a desmayarme.
Entonces pasó un auto con militares.
Aunque estaban lejos,
vieron a alguien
enterrado hasta el cuello.
Uno de los soldados
no era del campamento,
solo pasaba por allí.
Pero no era un soldado cualquiera:
resulta que era
un oficial de alto rango.
Yo no lo conocía,
y él no me conocía.
Les preguntó a los hombres:
“Pero ¡¿qué hacen?!
¿Cómo se les ocurre tratar
con tanta crueldad a un ser humano?
¿Quién les mandó
enterrarlo vivo?”.
Una cosa que mis compañeros
y yo aprendimos
es que, cuando alguien
va a prisión,
puede llegar a sentirse solo.
Pero, si somos leales a Jehová,
podemos confiar en que él
siempre hará algo para ayudarnos.
He visto que el texto
de Romanos 8:35-39
se ha cumplido en nuestro caso.
Jehová nos ayudó.
No hay absolutamente nada
que pueda separarnos
del amor de Dios.
Había un hombre y una mujer
que trabajaban en la cárcel.
Él era uno de los guardias
y ella trabajaba de secretaria.
Estaban hablando entre ellos y decían:
“Parece que los van a ejecutar.
Tomémosles una foto para contar
todo lo que les está pasando.
Al menos sus familias
sabrán que estuvieron aquí
y que se veían así”.
Y eso fue lo que hicieron.
Tomaron la foto
y se la mostraron
a nuestras familias
y al resto del mundo.
En la foto se ve a Paulos
con las manos llenas de barro.
En ese momento
estábamos trabajando afuera,
moviendo rocas y cosas.
No queríamos que nuestros padres
u otros familiares
nos vieran tristes
o desanimados en la foto.
Todo lo contrario,
queríamos que supieran
que nos sentíamos felices
de estar allí por el Cristo.
Por eso nos esforzamos por sonreír.
En todo ese tiempo,
la oración fue lo que nos ayudó
a sobrevivir,
sobre todo en los primeros años,
porque no teníamos
nada de alimento espiritual,
ni Biblia ni publicaciones.
Lo único que podíamos hacer era orar.
Recuerdo que al principio
le pedía a Jehová
que nos sacara de la cárcel.
Pero con el tiempo
empecé a pedirle a Jehová
que me ayudara a aguantar
y a soportar la vida tan terrible
que llevábamos en prisión.
Nunca pensé que me liberarían
ese día o ese año.
Pude ver que Jehová libera a su pueblo
de situaciones difíciles.
Y el día que él decide hacerlo
es el día adecuado.
En esos 26 años aprendí mucho.
Aprendí que Jehová nos escucha
cuando estamos angustiados.
Que nos persigan por su nombre
es un honor tan enorme
que compensa cualquier dificultad.
No sabemos lo que va a pasar
ni los cambios que vendrán.
Y por eso no es bueno tener miedo
a ir a la cárcel
ni a ser perseguidos.
Podemos prepararnos
para la persecución.
Jehová nos ayudará.
Solo tenemos que pedírselo,
y aguantaremos.
He aprendido que, sin importar
lo que pase,
lo veamos venir o no,
Jehová nos ayudará a aguantar.
Muchas personas de todo el mundo
nos apoyaron enviándonos cartas
y cosas que necesitábamos.
Nuestros hermanos
de todas partes
no se cansaron
de orar por nosotros,
hasta los niños que no podían
pronunciar nuestros nombres.
Y todo eso nos fortaleció.
Hay muchos hermanos
que siguen en prisión;
no dejen de orar por ellos.
Muchas gracias por contarnos
tu experiencia, Negede.
Es muy animador saber
cómo Jehová te ayudó
a aguantar tanto maltrato.
Eres un hermano muy fiel.
Y te queremos muchísimo.
Sé que muchos hemos estado orando
por ti y por los demás hermanos
durante los 26 años
que han estado en prisión.
Hemos hecho muchas oraciones.
Y seguimos orando
por los 32 hermanos y hermanas
de Eritrea
que siguen en la cárcel por su fe.
Podemos aprender algunas lecciones
de lo que dijo Negede.
Veamos al menos tres:
1) leamos el texto diario
todos los días,
2) orémosle a Jehová constantemente
y 3) podemos ser felices
aunque nos persigan.
Nos alegra anunciarles
que la entrevista completa
del hermano Negede
se publicará en jw.org
más adelante.
El aguante
de nuestro querido hermano Negede
nos hace pensar
en todos los hermanos
que en este momento
están aguantando persecución
o están presos por su fe.
Queridos hermanos que están
siendo perseguidos en Eritrea, Rusia
y en otros lugares del mundo,
recuerden que oramos por ustedes
y que los queremos muchísimo.
Desde la central mundial
de los testigos de Jehová,
esto es JW Broadcasting®.