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Sé valiente y fuerte, y actúa (1 Crónicas 28:1-20; 1 Samuel 16:1-23; 17:1-51)

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Jehová valora mucho
la valentía de sus siervos leales.
Eso sí, el auténtico valor
se demuestra con acciones,
como pasa con otras cualidades.
Por ejemplo,
“la fe sin obras está muerta”.
Del mismo modo,
el amor debe expresarse,
no solo con palabras,
sino, como dice la Biblia,
“en hecho y verdad”.
Lo mismo sucede con el valor.
Necesitamos confiar en Jehová
para afrontar situaciones difíciles,
pero esa confianza debe ir
acompañada de acciones.
La falta de acción,
la indecisión y la pereza
pueden ser una muestra
de falta de valor.
El valor debería impulsarnos
a hablar y actuar con decisión.
Jehová, a su vez, nos bendecirá
por ser valientes y nos ayudará.
El relato bíblico de David
es un buen ejemplo de esto.
David fue un hombre valiente y decidido
a la hora de hacer la voluntad de Jehová.
Aunque pecó y pasó
por muchas situaciones difíciles,
se mantuvo leal a Jehová
hasta el final de su vida.
Poco antes de morir,
David le encomendó
formalmente a su hijo Salomón
la construcción
del templo de Jehová.
Imagínese cómo debió
sentirse Salomón cuando David
le entregó los planos
que Jehová mismo había inspirado.
Sin duda, debió sentirse abrumado
por semejante tarea.
Pero su padre, David, lo animó
con unas palabras que también
pueden ayudarnos a nosotros
cuando pasamos por pruebas.
Los invitamos a todos,
incluidos los niños y los jóvenes,
a que abran sus biblias
y sigan la lectura del relato
que encontramos
en 1 Crónicas 28:1-20.
Dejo que lo vayan buscando.
Primero de las Crónicas,
capítulo 28,
desde el versículo 1.
Imagínese,
¡cuánto trabajo para Salomón!
No solo debía edificar
una casa para adorar a Jehová,
sino que el templo tenía que ser
extraordinariamente magnífico,
para que su fama y belleza
se conocieran en “todos los países”.
Pero Salomón tenía muy poca
o ninguna experiencia como constructor.
David había previsto los desafíos
que afrontaría su hijo.
Además, Salomón iba a sufrir
ataques personales
tanto de familiares
como de otras personas.
Así que David le aconsejó
que fuera obediente y leal a Jehová.
También lo animó a ser valiente
y fuerte, y a que actuara.
Salomón pudo haberse
dejado paralizar por el miedo.
Al pensar en lo difícil que sería
llevar a cabo esa comisión,
pudo haberla postergado,
o hasta abandonado del todo.
Pero eso habría disgustado
mucho a Jehová.
Por lo tanto,
David le dijo de nuevo: “Actúa”.
David reconocía que el valor
y la confianza en Jehová
deben demostrarse con acciones.
Lo sabía por experiencia propia.
Analicemos algunos acontecimientos
de la vida de David
en los que necesitó valor.
Al leer los relatos, pregúntese:
“¿Tenía David la tendencia
de posponer las cosas,
de dudar o de quedarse paralizado
al afrontar dificultades?”.
Piense, por ejemplo,
en cuál era la situación
cuando David fue ungido
como rey de Israel.
El rey Saúl todavía gobernaba,
pero Jehová lo había rechazado
debido a su grave desobediencia.
Pueden seguir
la lectura del relato bíblico
mientras escuchan las palabras
de 1 Samuel 16:1-23.
Primero de Samuel 16:1-23.
¿Pudieron imaginarse
al joven David,
a su padre y a sus hermanos,
todos de pie
ante el profeta Samuel?
Ahí mismo, Jehová elige
a David para ser rey
y le pide a Samuel que lo unja.
Pero Saúl siguió en el trono,
y ante los ojos del pueblo
todavía era el legítimo rey de Israel.
Seguro que en esa etapa de su vida
David necesitó valentía.
Por un lado, ¿cómo reaccionaría Saúl
al enterarse de que David
había sido ungido como rey?
Sin duda, querría matarlo.
Así que imagínese
cómo se sintió David
cuando le pidieron
que fuera a la casa de Saúl
para ser su asistente personal.
Como mínimo,
tendría muchas dudas.
¿Qué hay de nosotros?
Puede que nos inquieten
los problemas familiares,
de salud, económicos,
la persecución
o nuestras propias debilidades.
Pero esos problemas
no tienen por qué paralizarnos
en sentido espiritual.
Al afrontar dificultades como esas,
debemos buscar la ayuda de Jehová
por medio de la oración,
su Palabra y la congregación.
Muchas veces, encontraremos
maneras prácticas
de aliviar los problemas.
Pero aun si no desaparecen,
sigamos ocupados haciendo
la voluntad de Jehová
lo mejor que podamos,
incluso ante las calamidades.
¡Eso es ser valientes!
Cuando le pidieron a David
que se presentara ante Saúl,
no se dejó vencer por el miedo.
Fue fuerte y valiente, y actuó.
Aceptó la tarea,
pues sabía que Jehová
le daría la sabiduría necesaria
para cumplir con ella.
Al final, resultó que el rey Saúl
llegó a querer mucho a David,
quien se convirtió en su escudero.
Por favor, sigan la lectura
de 1 Samuel 17:1-51.
Es el siguiente capítulo,
1 de Samuel, capítulo 17,
comenzando por el versículo 1.
Ahí se encuentra
la emocionante historia
de David y Goliat.
Veamos cómo David
mostró sabiduría y valor.
La historia de David y Goliat
es una lección de valentía,
además de una lección
de sabiduría y de fe en acción.
David estaba trabajando
cuando su padre le pidió que les llevara
alimentos a sus hermanos
que estaban en el campo de batalla.
Así que David tenía que hacer
dos cosas a la vez.
¿Cómo podría cuidar
del rebaño de la familia
y, al mismo tiempo,
llevarles comida a sus hermanos,
que estaban
a kilómetros de distancia?
Ahí demostró que tenía
sabiduría práctica y que era confiable.
La Biblia dice:
“David se levantó muy de mañana
y dejó las ovejas a cargo del guarda
y, cargándose, se fue
tal como le había mandado Jesé”.
Poco más tarde,
David enfrentó una situación
que podría haberlo paralizado.
Fue a buscar a sus hermanos
y, al llegar, se encontró
al ejército de Israel
aterrorizado
por la intimidante estatura de Goliat
y desmoralizado por sus amenazas.
La rápida reacción de David
fue una muestra de su valentía.
Preguntó por qué nadie había acabado aún
con ese hombre tan arrogante
que se había atrevido
a desafiar a Jehová.
Pero su propio hermano, Eliab,
lo regañó en público,
cuestionó sus motivos,
lo llamó presuntuoso,
y lo acusó de haber abandonado
los rebaños de su padre.
A pesar de todo, David se ofreció
para pelear contra Goliat,
pero el rey Saúl no le hizo caso.
Le dijo que no podía
enfrentarse a Goliat
porque solo era “un muchacho”.
¿Qué hizo David
en medio de esa situación
tan desalentadora?
Fue valiente.
Esa valentía le dio fuerza espiritual
y emocional para actuar.
Recordó lo que Jehová
había hecho por él en el pasado.
Nunca olvidó que lo había salvado
de un oso y de un león,
que son mucho más fuertes
y rápidos que los humanos.
Pero Jehová
no solo lo había rescatado,
también le había dado fuerzas
para matar a aquellas bestias feroces.
De modo que David
pudo decir con confianza:
“Jehová, que me libró
de la garra del león
y de la garra del oso,
él es quien me librará
de la mano de este filisteo”.
Cuando estemos
desanimados o deprimidos,
¿qué tal si meditamos
en cómo nos rescató Jehová
al pasar por situaciones
que parecían insuperables?
David fue valiente y actuó.
Tomó buenas decisiones,
y obtuvo buenos resultados.
Por ejemplo, cuando Saúl
le ofreció su pesada armadura,
se la probó.
Pero enseguida se dio cuenta
de que el casco de cobre,
la cota de malla y la espada
no eran más que un estorbo.
Entonces, ¿qué hizo?
Pues sí, simplificó.
Se quitó las cargas.
¿Y nosotros?
Es posible que con los años
nos hayamos cargado
con muchas posesiones
y actividades innecesarias.
Eso podría acabar
con nuestra espiritualidad.
Si pensamos que nos está pasando eso,
¿por qué no actuar?
Hagamos una lista
de todas las cosas que tenemos
y de nuestros hábitos,
y eliminemos las cargas.
Al simplificar nuestra vida,
será más fácil que nos centremos
en servir a Jehová.
Como todos nosotros,
David era imperfecto.
Pero, gracias a su valentía
y a su decisión,
se ganó la amistad de Jehová.
Por eso, al final de su vida
pudo decirle a su hijo
con toda autoridad moral:
“Sé valiente y fuerte, y actúa”.