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Luke Saladino: Deténganse y disfruten del paisaje (graduación de la clase 158 de la Escuela de Galaad)

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¿Han estado alguna vez en un lugar
que les transmita mucha paz,
que los llene de tranquilidad?
Quizás en una playa
disfrutando de un atardecer,
escuchando las olas
romper en la orilla.
O tal vez fue en las montañas;
viendo lo majestuosas que son
se quedaron impactados,
llenos de asombro.
¿Verdad que momentos como esos
se nos quedan grabados en la mente?
Nunca nos cansamos
de esos paisajes;
nunca nos cansamos
de lo que nos hacen sentir esas vistas.
Dedicar tiempo a observar
la belleza que nos rodea
tiene un profundo efecto en nosotros,
un efecto positivo.
Pero el asunto es que la vida
va demasiado rápido
y se nos olvida parar,
detenernos para apreciar
lo que nos rodea.
Y, queridos estudiantes,
los últimos cinco meses
han pasado volando,
¿no es cierto?
Si esperan que en la nueva asignación
las cosas vayan un poco más lento,
eso es poco probable.
Fijarse en las cosas que les rodean
quizás sea lo último
en lo que piensen ahora.
Pero hacerlo nos beneficia a nosotros
y también a los demás,
porque no solo estamos rodeados
de preciosa naturaleza
que vale la pena observar;
también hay otras vistas
que debemos contemplar.
Tenemos que detenernos
y fijarnos en las personas
que nos rodean.
Cuando dedicamos tiempo
a fijarnos en los demás y valorarlos,
imitamos a Jehová.
Miren cómo se transmite esa idea
en Sofonías 3:17, dice:
“Tu Dios está en medio de ti.
Como un poderoso guerrero, […] salvará.
Se alegrará por ti
y se sentirá muy feliz.
Se quedará en silencio
debido a su amor.
Estará contento por ti
y gritará de felicidad”.
Es impresionante pensar
en que podemos hacer que Jehová,
el Soberano del universo,
se sienta muy contento.
Este versículo
explica cómo se siente nuestro Dios
cuando se detiene a contemplar,
a observar a todos sus siervos fieles.
Como ven, Jehová
nos observa a cada uno.
¿Y qué es lo que ve?
Ve nuestra lealtad,
nuestra obediencia
y los sacrificios
que hacemos por él.
Y, como dice el texto,
está contento por nosotros,
por lo que hacemos.
Pero Jehová hace algo más.
¿Se fijaron en que dice
“se quedará en silencio
debido a su amor”?
Una frase curiosa.
¿Qué quiere decir?
La nota nos ayuda a entenderlo:
“tranquilo”, “en paz”, “satisfecho”.
Piensen de nuevo
en esa tarde en la playa
o cuando estuvieron
en las montañas.
¿Recuerdan esa paz,
esa calma que sentían?
Así es como se siente Jehová
cuando se fija en cada uno
de sus siervos fieles.
Jehová se siente así
porque se detiene a observar
a cada uno de sus siervos.
Nuestro Dios disfruta del paisaje.
¿Cómo podemos imitar
a Jehová en este asunto?
Veremos dos maneras:
cómo vemos a otros
y cómo nos vemos a nosotros.
Primero tenemos que detenernos
y, como Jehová,
disfrutar de la vista
y buscar lo bueno en la gente
que tenemos alrededor.
Todos los días estamos rodeados
de hermanos y hermanas
con tan bonitas cualidades...
Su ejemplo nos anima,
nos da fuerzas
y tiene un efecto positivo en nosotros.
Pero eso solo va a pasar
si dedicamos tiempo a identificar,
a reconocer las cualidades que tienen.
Es posible que nos cueste hacerlo
porque estamos muy ocupados
o por los problemas que tenemos.
O quizás nos quedamos
con lo primero que vimos
en una persona,
algo negativo.
Por ejemplo,
“no es fácil trabajar con él”.
“Es muy sensible”.
O “es un poco lento
cuando tiene que hacer
cierta tarea”.
La verdad es que puede
que nos acostumbremos
a tener esa reacción negativa
cuando tratamos a los demás.
Pero centrarnos en las carencias
de quienes nos rodean
lo único que hace
es robarnos las fuerzas.
Proverbios 15:15 dice:
“Para el que sufre,
todos los días son malos”.
¿La lección?
Si nos quedamos pensando
en los defectos de los demás,
nos sentiremos mal,
creeremos que todos los días son malos.
Es como una densa niebla
que impide que veamos
las buenas cualidades de otros.
Tenemos que atravesar la niebla,
concentrarnos en las cosas buenas
de quienes nos rodean.
¿Tienen ellos cualidades
que queremos imitar,
cualidades que necesitamos
desarrollar nosotros?
¿Cómo ha demostrado esa persona
que es alguien leal y obediente?
O ¿a qué dificultades
se ha tenido que enfrentar?
Pero no solo deberíamos fijarnos
en el tipo de persona que es ahora.
¿De dónde viene?
¿Cuál ha sido su progreso?
¿Qué cosas ha logrado?
¿Saben?, si hacemos eso,
evitaremos que la persona nos irrite.
No la veremos
como un obstáculo
para sacar el trabajo.
Veremos sus buenas cualidades
y cómo en realidad
puede mejorar lo que hacemos.
Es como si invirtiéramos
en esa persona.
Y, cuando invertimos en alguien,
ellos nos dan lo mejor.
Saquemos tiempo
para disfrutar de las vistas.
Busquemos lo bueno en otros.
Así seremos superintendentes
más abordables,
mejores compañeros de trabajo,
mejores esposos y esposas.
Y será más probable
que nos sintamos satisfechos.
A menudo, cuando vemos
un paisaje bonito,
no nos lo quedamos;
se lo contamos a otros.
Y lo mismo ocurre
cuando vemos las bonitas cualidades
de nuestros hermanos.
Podemos hablar de ellas.
Podemos animarlos.
Podemos hablar bien de ellos con otros.
Y es que dar ánimo
es una herramienta
muy poderosa.
Veamos cómo recalca esta idea
Proverbios, capítulo 16.
Busquemos el versículo 24.
Dice:
“Las palabras agradables [el ánimo]
son un panal de miel,
dulces para el alma
y curativas para los huesos”.
Así que la miel es agradable,
nos vigoriza.
Nuestras palabras
también pueden ser agradables,
dar fuerzas y animar
a nuestros hermanos y hermanas.
Pero también dice
que la miel tiene
propiedades curativas.
Igual que pasa con la miel,
nuestras palabras
pueden sanar a los demás,
a quienes están heridos
por la presión de este sistema
o a quienes están luchando
con sentimientos de inutilidad.
El ánimo edifica.
Da seguridad, confianza, y motiva.
Fomenta un ambiente
de compañerismo
a nuestro alrededor.
Pero, además,
cuando queremos
animar a alguien,
tenemos que ser observadores,
fijarnos en las cosas buenas que tiene.
Así disfrutamos del panorama.
Y, cuando hablamos
de lo que vemos,
de lo bueno que vemos en otros,
estamos animando a los demás
a hacer lo mismo.
Pero buscar lo bueno en los demás
no es la única cosa
que nos hace bien.
También debemos buscar
lo bueno en nosotros
si queremos cumplir
con nuestras asignaciones.
Y eso nos lleva al segundo punto.
Hay varias razones
por las que quizá
algunos de nosotros tengamos
una baja autoestima.
Tal vez por nuestra infancia,
o porque luchamos
con sentimientos de culpa
por errores del pasado.
O puede ser por el peso
de una responsabilidad
que hace que nos sintamos incapaces,
que dudemos.
“¿Seré capaz de cumplir
con las responsabilidades que tengo
y las que tendré?
¿Podré dar todo
lo que se espera de mí?”.
La Escuela de Galaad
les ha enseñado
a gestionar esas emociones.
Pero esos sentimientos
puede que vuelvan
cuando las cosas no van tan bien
o cometemos un error
en lo que hacemos.
En momentos así,
a Satanás le encantaría
que nos sintiéramos
incapaces, inútiles,
que pensáramos
que no merecemos nada.
Si nos sentimos así,
nos exponemos a un peligro.
Eso es lo que Satanás quiere.
Recordemos Proverbios 24:10:
“Si te desanimas […],
te faltarán las fuerzas”.
En momentos como esos,
recordemos lo que dice un salmo;
Salmo 5:12:
“Porque tú bendecirás
a los justos, oh, Jehová;
los cubrirás con tu aprobación
como con un gran escudo”.
Hay dos cosas
que nos enseña este texto.
Primero, Jehová bendice a los justos.
Como ven, ahí no dice
que bendiga a los perfectos.
A veces nos ponemos
un nivel muy alto,
uno que no podemos alcanzar
y que Jehová no espera
que alcancemos.
Si Jehová no espera
que seamos perfectos,
¿por qué deberíamos
hacerlo nosotros?
No, Jehová nos bendice
cuando nos esforzamos
por hacer lo que es justo.
Así que, cuando nos sintamos incapaces
de cumplir bien
con nuestra asignación,
recordemos que Jehová
valora nuestro esfuerzo
y nos bendice.
Lo segundo que aprendemos de este texto
es que tener la aprobación de Jehová
es algo poderoso.
Nos protege;
dice que es un “escudo”.
Nos ayuda a no dudar tanto
de nosotros mismos,
a no rendirnos,
a no desanimarnos.
Cuando tengas esos sentimientos,
deja que Jehová te recuerde
que te aprueba.
Sumérgete en su Palabra.
Además, cuando los hermanos
que nos conocen bien nos animen,
fijémonos en lo que nos dicen,
porque es probable que así sea
como nos vea Jehová.
Jehová se siente tranquilo
y satisfecho con nosotros.
Habrá veces en las que nos equivoquemos.
Pero nosotros somos más
que nuestros errores;
aprendemos de ellos
y nos esforzamos por mejorar.
Así que no te olvides del Sol
cuando esté nublado.
A veces lo que hacemos mal...,
nuestros errores lo tapan todo.
Pero recordar
lo que hicimos bien
evitará que nos desanimemos
cuando las cosas no salgan
como esperábamos.
Es probable
que hayan aprendido
esto en clase:
no siempre somos supermaravillosos,
pero tampoco somos
un fracaso absoluto.
En otras palabras,
tengan un punto de vista equilibrado
de ustedes.
Disfrutar del paisaje
nos hace felices.
Resumiendo,
deténganse y fíjense
en las buenas cualidades de los demás,
esfuércense y anímenlos
por las cosas buenas que hacen.
E igual de importante:
nunca olviden verse
como Jehová los ve.
Recuerden lo que siente Jehová
al ver su obediencia,
su fe y su lealtad.
La lealtad es un paisaje
del que Jehová nunca se cansa.
Cuando recordamos eso,
también podemos sentir
la calma, la paz,
la satisfacción que siente Jehová
cuando nos observa.
Sin importar lo rápido
que vaya la vida
o lo que pase en el futuro,
recuerden imitar a Jehová.
Recuerden detenerse
y disfrutar del paisaje.