JW subtitle extractor

Mark Noumair: El relato de Job nos ayuda a aguantar (Rom. 15:4)

Video Other languages Share text Share link Show times

Hoy vamos a extraer
una importante verdad
del libro de Job.
¿A qué verdad nos referimos?
Aunque es cierto
que Jehová permitió
que Satanás fuera
“el gobernante del mundo”,
el libro de Job
fortalece nuestra confianza
en que Jehová es la autoridad suprema.
Y confiar en que Jehová
es la autoridad suprema
nos ayuda a aguantar.
De hecho, en el libro de Job
se llama a Jehová “Todopoderoso”
más de 30 veces,
y es el libro de la Biblia
en el que más aparece esta expresión.
La Biblia no solo nos cuenta
la historia de Job,
sino que también nos cuenta
lo que el ojo humano no podía ver.
Nos cuenta
lo que ocurrió en el cielo,
tras el telón.
Lo que pasó nos enseña mucho
sobre la superioridad de Jehová.
Veamos lo que ocurrió.
Abramos nuestras biblias
en el libro de Job, capítulo 1.
Comenzaremos leyendo
el versículo 6.
Job 1:6:
“Llegó el día en que los hijos
del Dios verdadero
entraron para ocupar su puesto
delante de Jehová,
y Satanás también se presentó
entre ellos”.
Satanás pudo presentarse
ante Jehová
solo porque Jehová se lo permitió.
Él toleró la presencia de Satanás
para que pudiera aclararse
una cuestión moral importante.
Recordemos que Jehová
es el Soberano del universo,
así que no se sentía amenazado
por la presencia de Satanás.
Tenía todo bajo control.
Tenía la sartén por el mango.
De hecho, su autoridad suprema
nunca estuvo en peligro.
Veámoslo en el versículo 7
de este mismo capítulo:
“Entonces Jehová
le preguntó a Satanás:
‘¿De dónde vienes?’”.
Jehová dominaba la situación.
Él hacía las preguntas,
y Satanás tenía que responder.
Jehová estaba al mando.
Claro, Jehová sabía la respuesta
a esa pregunta,
sabía de dónde venía.
Pero, al dejar que Satanás respondiera,
hizo que él mismo
tuviera que admitir
ante todos los demás
lo que Jehová ya sabía:
que había andado por la Tierra
y no con buenas intenciones.
Vayamos ahora al versículo 8.
Fíjense en cómo Jehová
sigue al control de la situación
y obliga a Satanás a hablar.
Versículo 8:
“Y Jehová le dijo a Satanás:
‘¿Te has fijado
[o, como dice la nota,
“Has fijado tu corazón”]
en mi siervo Job?’”.
Jehová obliga a hablar a Satanás.
Él sabe lo que el Diablo quiere.
Pero Satanás,
como el cobarde que es,
ni siquiera menciona a Job.
Jehová es quien saca el tema
porque sabe lo que está
maquinando Satanás.
Vemos que Jehová sabe exactamente
lo que Satanás tiene en su corazón.
Es como si Jehová dijera:
“A ver, Satanás,
di lo que quieres”.
Y Satanás lo dijo.
Miren el versículo 10.
“Claro, tú has puesto
un cerco protector alrededor de él
y has bendecido todo lo que hace”.
“Es verdad.
Y tú no puedes impedirlo”.
Satanás no podía impedir
que Jehová protegiera a Job,
y eso demuestra
que, al lado de Jehová,
el Diablo es muy inferior.
Y Jehová tiene todo el derecho
de proteger a quienes le sirven.
Y, para hacerlo,
se vale de su poder.
En el jardín de Edén, después
de que Adán y Eva se rebelaran,
Jehová actuó de inmediato
para controlar la situación.
Puso a dos querubines
para que resguardaran
el árbol de la vida,
y Satanás no pudo hacer nada
para evitarlo.
¿Y qué hizo Jehová
en los días del diluvio de Noé?
Acabó con los nefilim,
con la civilización terrestre
de Satanás.
Y él no pudo hacer nada
para evitarlo.
De nuevo vemos que Jehová
es muy superior.
Y, en el versículo 11
del capítulo 1,
Satanás le dice a Jehová:
“Pero ahora extiende tu mano
y golpea todo lo que tiene”.
¿Satanás quiere que Jehová
extienda su mano y golpee a Job?
No, eso no va a pasar.
Jehová sigue al control de la situación
y no se pone a discutir con Satanás.
Jehová no recibe órdenes
de Satanás,
y menos hace sufrir a su pueblo.
Pero sí permite que Satanás
pruebe a Job hasta cierto punto.
Veamos esto en el versículo 12.
De nuevo, fíjense en cómo Jehová
demuestra que es muy superior
a Satanás.
Aquí vemos que Jehová
deja que Satanás pruebe a Job
hasta cierto punto.
Le dice: “¡Pero a él no lo toques!”.
Esto demuestra
que Jehová puso límites
a lo que Satanás podía hacer,
y Satanás obedeció,
lo que prueba que no tiene
el control de todo.
Dios demostró que la soberanía
del Diablo es una farsa
y que no se compara con la suya.
Justo lo que Satanás más desea
es lo que jamás podrá conseguir.
¿Por qué?
Porque siempre
va a haber en la Tierra
personas que adoren lealmente
a Jehová.
Entonces, en el capítulo 1,
queda claro que Satanás
está por debajo de Jehová
y que la autoridad de Jehová
es muy superior.
Y ahora, en el capítulo 2,
tenemos un segundo encuentro.
En el versículo 1
vemos otra reunión de ángeles
en la que Satanás se aparece.
Satanás nuevamente acusa a Job
de no ser un siervo leal de Jehová.
Pero veamos el versículo 6.
Jehová le dice:
“Mira, [Satanás,]
él está en tus manos.
¡Pero no le quites la vida!”.
Nuevamente Satanás
se ve enfrentado a su triste realidad:
Jehová pone las normas,
y él tiene que obedecer.
No le queda otra.
De nuevo quedó probado
que Jehová es todopoderoso.
Y esa es una verdad
que no queremos olvidar:
Jehová tiene más poder que nadie.
Y saber eso fortalece
nuestra confianza en él
y nos ayuda a aguantar.
Y ahora veamos el golpe final,
capítulo 42, versículo 10.
La prueba de Job
duró unos meses.
Su sufrimiento quizás duró
menos de un año,
y luego acabó.
Miren lo que pasó
según el versículo 10:
“Después de que Job
oró por sus amigos,
Jehová acabó
con el sufrimiento de Job”
o, como dice la nota,
“hizo que volviera atrás
el cautiverio de Job”.
Nuevamente aquí vemos
que Jehová,
cuando la prueba
cumplió su propósito
y se aclaró la gran cuestión, dijo:
“¡Suficiente!
Caso cerrado.
Basta. Se acabó”.
El Soberano Supremo
tomó acción inmediata
y acabó con el sufrimiento de Job.
Todo el tiempo tuvo a Satanás
sujeto con la correa corta.
¿Y por qué es importante esto?
Otra vez, porque entender
que el poder de Jehová
es muy superior
fortalece nuestra confianza
en que no permitirá
que este mundo
dure más tiempo
del que sea necesario.
Todo esto se relaciona
con las cosas mencionadas
en Romanos 15:4.
Cosas que fueron escritas
para ayudarnos a aguantar,
para recordarnos
que no vamos a ser probados
más allá de lo que podamos soportar.
Cosas que nos convencen
de que Jehová tiene todo bajo control,
de que lo que sea que permita
está de acuerdo con su propósito
y de que Satanás
no es más que un soberano de mentira.
Cosas que nos demuestran
que nuestro Padre celestial
tiene muchísimas ganas
de acabar con nuestro sufrimiento.
Así es, cosas que “fueron escritas
para nuestra enseñanza”.