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Jehová siguió mostrando amor leal

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En este sistema,
todos pasamos por pruebas.
¿Alguna vez se ha preguntado
si Jehová lo ayudará?
Y, si lo hará, ¿cuándo?
Podemos estar seguros de que Jehová
nos apoyará en nuestras pruebas.
¿Por qué?
Porque su característica principal
es una cualidad muy atrayente:
el amor.
Para aprender más
sobre esta cualidad
y cómo demostrarla,
examinemos el relato bíblico de José.
José nació hace más de 3.700 años
en Mesopotamia.
Su padre fue el patriarca Jacob,
también conocido como Israel.
Tenía 10 medio hermanos
y un hermano de padre y madre,
Benjamín.
Desde muy joven
tuvo que sufrir dificultades
por la envidia que le tenían
sus 10 hermanos mayores.
Sin embargo,
gracias a que aguantó esas pruebas,
su familia no murió de hambre.
Y, aún más, como resultado,
nosotros podemos recibir
bendiciones eternas.
Los invito a escuchar la lectura
de Génesis 37:2-11
y seguirla en sus biblias.
A la familia de José
le cuesta aceptar
el significado de esos sueños.
Pero Jacob observa el dicho,
es decir, se queda pensando
en el asunto.
¿Por qué?
Puede ser que se dé cuenta
de que los sueños de su hijo
provienen de Jehová.
Sin embargo, los hermanos de José
reaccionan de manera diferente.
Sigamos leyendo en Génesis 37:18-36.
¡Qué cambio tan drástico!
De hijo favorito
a un simple esclavo.
Los hermanos de José
no le demuestran amor leal,
y tampoco se lo muestran
a su padre, Jacob.
Peor aún, no le muestran amor
a su Padre celestial, Jehová.
Dios no siempre protege
a sus siervos de las injusticias.
Puede que hasta sea
un hermano cristiano
quien cometa una injusticia
contra nosotros.
¿Estamos pasando por una prueba así?
Lo cierto es que eso nos da
una gran oportunidad
de demostrar que amamos a Jehová.
¿En qué sentido?
Pensemos en cómo reaccionó José
ante las pruebas.
Veamos lo que dice
Génesis 39:1-23.
Jehová sigue muy pendiente de José,
y lo ayuda para que todo lo que hace
le salga bien.
¿Por qué le tiene tanto cariño Jehová?
Porque José
lo ama incondicionalmente.
El ejemplo de José nos enseña
que, si seguimos amando a Jehová,
él no nos abandonará.
Al contrario,
nos dará justo lo que necesitamos,
en el momento oportuno,
para que podamos aguantar.
Volvamos a la historia de José.
Vemos que ahora lo ponen a cargo
de dos prisioneros especiales:
el copero personal del faraón
y el jefe de los panaderos.
Una noche,
ambos tienen sueños misteriosos.
Pero Jehová hace que José
interprete correctamente
esos sueños,
y más tarde se cumplen.
En Génesis 40:14
José le ruega al copero:
“Tienes que acordarte de mí
cuando te vaya bien.
Por favor, muéstrame amor leal
y háblale de mí al faraón
para que me saquen de aquí”.
Pero el copero
se olvida por completo de José.
Con el tiempo,
es el faraón
quien tiene dos sueños extraños:
en uno sueña con vacas flacas
que se comen vacas gordas,
y en el otro ve espigas delgadas
que se tragan espigas
llenas de granos excelentes.
Ninguno de los sacerdotes
ni de los hombres sabios de Egipto
logra interpretar estos sueños.
Por fin el copero
le habla al faraón sobre José
y su asombrosa habilidad
de interpretar sueños.
Así que rápidamente
mandan sacar a José de la prisión.
Leamos ahora
a partir de Génesis 41:25.
José, quien ya tiene 30 años,
está de pie ante el rey.
José propone
una estrategia detallada
para afrontar la hambruna
que está por venir.
Al faraón le agradan tanto
la interpretación de José
y sus buenas recomendaciones
que lo nombra gobernante
sobre todo Egipto,
el segundo al mando después de él.
Ocho años después,
el hambre se apodera de la región.
La familia de José también sufre,
de modo que Jacob
les dice a sus hijos
que vayan a Egipto
a comprar alimentos.
Los 10 hijos mayores de Jacob
se van a Egipto.
Sin embargo, Benjamín, el menor,
se queda a salvo en casa.
Los 10 hermanos
se presentan delante de José
y se inclinan ante él;
así cumplen el sueño
que él había tenido años atrás.
José reconoce a sus hermanos,
pero ellos no se dan cuenta
de quién es él.
Les habla solo en lenguaje egipcio
mediante un intérprete
y esconde su verdadera identidad.
Ahora José
tiene que tomar una decisión.
¿Usará su autoridad
para hacerles la vida imposible
a sus hermanos?
¿Los mandará a otra parte,
con indiferencia,
pensando que no merecen su ayuda?
¿O buscará una oportunidad
para reconciliarse con ellos?
¿Imitará el amor leal de Jehová?
¿Qué habría hecho usted?
José quiere averiguar
si sus hermanos han cambiado,
o si todavía
le tienen odio y envidia.
De modo que los acusa de ser espías
y les dice que su hermano Simeón
estará arrestado
hasta que regresen con Benjamín.
Leamos Génesis 42:21-24.
Rubén muestra remordimiento
por haber maltratado a José.
Pero ¿están sus hermanos y él
realmente arrepentidos?
Para averiguarlo,
José les exige a sus hermanos
que se vayan a Canaán
y regresen a Egipto con Benjamín,
su hermano menor.
¿Cómo responde Jacob
a la orden de llevar a Benjamín
a Egipto?
En Génesis 42:36, 37
encontramos la respuesta:
Jacob es muy firme.
No dejará que Benjamín
se aleje de él.
Sin embargo,
para el segundo año de hambruna,
a Jacob y a su familia
se les están acabando los alimentos.
¿Convencerán ahora a Jacob
para que deje ir a Benjamín
con sus hermanos de vuelta a Egipto
a buscar más comida?
Veamos lo que dice
Génesis 43:8-10, 13, 14.
Aunque en el pasado
Judá había sido cruel con José,
el favorito de su padre,
ahora está dispuesto
a hacerse totalmente responsable
de Benjamín,
a quien su padre también ama mucho.
Así que Jacob permite
que sus hijos vuelvan a Egipto
y le lleven a José un gran regalo.
Sigamos con la lectura
en Génesis 43:26-30.
José quiere ver lo que de verdad
sienten sus hermanos,
así que los pone a prueba.
¿Cómo?
Hace que sus sirvientes
llenen la bolsa de cada uno de ellos
con alimentos.
Pero, en secreto,
manda colocar su copa de plata
en la bolsa de Benjamín.
Una vez que todos se han ido
y ya han recorrido un corto trecho,
José manda a sus siervos tras ellos.
Cuando los alcanzan,
los siervos les preguntan:
“¿Por qué han robado
la copa de plata de nuestro amo?”.
Los hermanos de José
niegan rotundamente
haber hecho algo malo y dicen:
“Si descubren que alguno de nosotros
tiene la copa, deben matarlo”.
Por lo tanto,
los siervos revisan
todas las bolsas,
y encuentran la copa
en la de Benjamín.
Sus hermanos se angustian tanto
que se rasgan las vestiduras.
Confusos, todos vuelven con Benjamín
a la casa de José.
Al llegar, se inclinan ante José,
y Judá toma la palabra:
“El Dios verdadero ha descubierto
el error de tus esclavos.
Ahora somos tus esclavos”.
José continúa con la prueba
y les contesta con dureza:
“Todos pueden volver a casa,
pero Benjamín
debe quedarse aquí
y ser mi esclavo”.
Judá explica angustiado:
“Si no llevo de vuelta a Benjamín,
mi padre de seguro morirá
y habré pecado contra él
para siempre”.
Judá no está dispuesto
a causarle a su padre
el dolor de perder
a otro hijo amado,
así que se ofrece para ser esclavo
en lugar de Benjamín.
Ahora José
ya no puede contener sus emociones;
leamos Génesis 45:1-15.
Entonces Jacob,
junto con unos setenta miembros
de su familia,
se muda a Egipto.
El faraón les concede vivir
en la tierra de Gosén.
Durante doscientos quince años,
los descendientes de Jacob
viven en Egipto,
hasta que unos
tres millones de ellos
cruzan el mar Rojo
y, con el tiempo,
ocupan la Tierra Prometida.
Así, Jehová usó a José
para conservar la línea genealógica
del Mesías.
Y ¿qué podemos aprender
de la historia de José?
A pesar de todo lo que le pasó,
José demostró amor leal a Jehová.
Durante años
sufrió una prueba tras otra,
pero nunca guardó resentimiento.
Hoy en día quizá
tengamos poco control
sobre las pruebas
que nos sobrevengan
en este sistema imperfecto.
Pero podemos controlar
nuestra manera
de reaccionar ante ellas.
No permitimos
que nos hagan enojarnos con Jehová.
Lo amamos,
y estamos resueltos a demostrarlo
rechazando cualquier conducta
que le ofenda.
Cuando las circunstancias de José
cambiaron,
él le mostró amor leal a su familia
a pesar del trato injusto
de sus hermanos.
De hecho, ese amor leal
contribuyó al cumplimiento
de una profecía.
En los días de Abrahán,
el bisabuelo de José,
Jehová fijó el momento preciso
en que liberaría a su pueblo,
sería exactamente
cuatrocientos treinta años
más tarde.
Si José no hubiera mostrado
amor leal a su familia,
¿cómo se habría podido cumplir
aquella profecía?
Está claro que a Jehová le importa
que mostremos amor leal
a nuestros hermanos.
Por eso, si un hermano nos lastima,
no caigamos en la tentación
de hablar mal de él
o pagarle con la misma moneda.
Hagamos todo lo necesario
para restaurar la paz.
A fin de cuentas,
Jehová ama a los hermanos,
y también se merecen nuestro amor.
En este relato,
el mejor ejemplo de amor leal
es Jehová.
José sufrió el abandono
de su familia,
las calumnias
de la esposa de su jefe,
y terminó en la cárcel.
Pero Jehová continuó con José
y siguió mostrándole amor leal.
¿Por qué?
Porque vio que José
se mantuvo leal,
así que Jehová fue leal con él.
El trato que le dio a José
también fue una expresión
de amor leal
a la nación de Israel.
Al usar a José
para que su familia sobreviviera,
Jehová protegió
la línea genealógica del Mesías,
y así su promesa
de liberar a los israelitas
se cumplió justo a tiempo.
¿No nos llena eso de confianza?
Los humanos imperfectos
pueden decepcionarnos,
tal vez alguien se burle de nosotros
o nos calumnie.
O quizá suframos injusticias.
Pero, si seguimos leales,
Jehová nunca nos abandonará.
Él nunca se olvidó de José,
y nunca se olvidará de ninguno
de sus siervos leales de hoy día.
Manténgase al lado de Jehová,
y él seguirá mostrándole amor leal.